La receta se la debo a Pili, no la conozco personalmente, pero le doy las gracias por el detalle de "compartir"... aunque...no sé si me ha hecho un favor, porque desde que la recibí ya las hice tres veces... y la cosa tiene visos de no parar.
Están deliciosas, crujientes por fuera y blanditas por dentro, no se puede comer solo una.
Ingredientes:
* 1 huevo
* 4 cucharadas de leche
* 4 cucharadas de aceite de girasol
* 2 cucharadas de anís
* 6 cucharadas de azúcar (yo le pongo 5)
* 1/2 kg de harina
* 1 sobre de levadura química
* una pizca de sal (esto es cosa mía)
* azúcar glas o en granillo para rebozar
Preparación:
En un bol ponemos el huevo, la leche, el aceite, el anís, el azúcar y la sal. Batimos hasta disolver el azúcar.
Vamos añadiendo la harina junto con la levadura, reservando un par de cucharadas, por si la harina absorviera mucho líquido.
Incorporamos la harina, mirando que la masa quede blanda pero que se pueda manejar con las manos, hay que buscar un punto en que no se pegue, pero que esté a punto.
Si necesitamos echar toda la harina se echa, pero nada mas.
Calentamos aceite de girasol con una piel de limón en un cazo o sartén profunda, tiene que haber suficiente para que las rosquillas puedan "nadar".
En cuanto esté bien caliente, cuidando que no se queme y eche humo, retiramos la piel de limón y echamos una rosquilla que habremos formado con las manos untadas de aceite.
La rosquilla se irá al fondo y al poco empezará a flotar, en cuanto tome color le damos la vuelta. Podemos ir moviendo la sartén para que el aceite le pase por encima.
La sacamos cuando esté dorada por los dos lados y la colocamos sobre un papel de cocina.
Con esa rosquilla "de prueba" vamos tanteando el aceite y su temperatura, ya que tiene que estar viva pero sin llegar a quemar, si estuviera mas templada la masa se empaparía y no quedaría ligera como debe estar.
A partir de ahí vamos formando tres o cuatro y friéndolas a la vez, jugando con la temperatura, subiendo o bajando pero manteniendo siempre el punto límite de no quemar el aceite.
Las rosquillas tienen que sellarse y dorar, darles vuelta, quedar ligeras y esponjosas.
En cuanto estén un poco templadas espolvoreamos de azúcar glass o de azúcar granillo.
A mi me gustan mas con azúcar granillo y se rebozan estupendamente poniendo un par de cucharadas en una bolsa de plástico donde metemos las rosquillas de una en una, damos unas vueltas y se quedan cubiertas por todas partes.
Pasamos a una fuente de servir o a una lata, pero no duran mucho, están deliciosas....
